Los políticos, de uno y otro bando, con eso de ser políticamente correctos siempre se andan por las ramas para no decir lo que tienen que decir. Murcia es una tierra donde el modelo del ladrillo, impulsado en buena medida por una políticas impulsadas por la propia Comunidad Autónoma y bancos vinculados a la misma, han terminado por convertir en un erial esta tierra, que como diría Ortega, está conformada por una sociedad 'mansurrona y lanar' (vamos, ovejas, borregos o bicho semejante cubierto de lana, cuatro patas e imbecil en el comportamiento; capaz de aguantar palos, mientras alguien le arrime alfalfa).
Murcia sí, esta tierra nuestra está colapsada económicamente, después de haberse entregado a corruptelas desde la Administración...políticos, funcionarios, constructores, empresarios varios, aparecen en un relato interminable de decenas de miles de folios en multitud de causas que esperan el sueño de los justos en los cajones de juzgados y fiscalía.
¿Y la gente?, ¿la gente, amigo mío?, le da igual ocho que ochenta, volverán a votar a alcaldes procesados, incluso a alguno que haya pasado por la cárcel. Basta recordar que autoridades morales de los municipios afectados han llegado a hacer novenas incluso a la virgen de la falda plisada, con tal de buscar en el cielo alguna ayudica para que los presos, los políticos, salieran en libertad provisional cuanto antes. De los otros presos el clero no se acordaron en las plegarias.
Es una vergüenza. Murcia ya no es la tierra donde vive el sol, porque su luz está tapada por políticos mediocres, corrompidos hasta la médula que saben que la clase 'mansurrona y lanar' los volverá a poner en el mismo sitio para que sigan haciendo de las suyas.
¡Manda huevos! (Trillo dixit)
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